¿Hacia una teoría de la consciencia?
Investigaciones recientes parece que corroboran la teoría
sobre la consciencia de Penrose.
Pese a que conocemos regiones muy alejadas del Universo
visible o parte de la zoología que compone la extrema microscopicidad de las
partículas elementales, la consciencia sigue siendo un misterio para nosotros.
No sabemos por qué somos conscientes de nosotros mismos, de que estamos vivos,
de que en el fondo siempre estamos solos y de que un día moriremos. La
consciencia refleja nuestro lugar en el Universo. Quizás para algunos la
consciencia sea algo obvio porque lo experimentan todos los días, pero en
realidad es absolutamente asombroso que algo así exista.
Nuestras computadoras podrán simular algún día las 100.000
millones de neuronas, con sus respectivas sinapsis, que tiene el ser humano,
pero esa simulación sólo podrá simular una inteligencia que no será consciente
de sí misma, aunque eso también lo simule. Una simulación de realidad no es esa
realidad. Para tener seres autoconscientes, aunque sean de silicio, se necesita
algo más, lo malo es que no sabemos lo que es.
Hace ya bastantes años Stuart Hameroff y Sir Roger Penrose
propusieron una idea según la cual el origen de nuestra propia consciencia
estaba en los microtúbulos neuronales, unas estructuras de las células que
están presentes también en las neuronas. Estos microtúbulos están compuestos
por proteínas y en general proporcionan cohesión estructural a las células.
De este modo, la consciencia derivaría de la actividad
cuántica que se daría en esas estructuras. A la teoría la llamaron reducción
objetiva orquestal (ROO). Esto abriría la puerta a la idea de que la
consciencia aparecería por complejas computaciones cuánticas que se darían en
las neuronas cerebrales a un nivel más profundo que el considerado
tradicionalmente.
Ahora han escrito otro artículo en el que sostienen que
descubrimientos recientes, sobre la vibraciones cuánticas de los microtúbulos,
apoyan su idea original. Además, sostienen que los ritmos electroencefalográficos
(REE) serían generados también a nivel profundo por los microtúbulos.
Según esta teoría se daría una computación cuántica a partir
de las vibraciones de los microtúbulos que sería orquestada por los inputs en
las sinapsis.
La teoría fue criticada porque se creía el cerebro (o
cualquier entidad biológica) es un objeto demasiado húmedo caliente y ruidoso
como para mantener la coherencia cuántica. Pero recientemente se han
descubierto procesos cuánticos complejos en la fotosíntesis, la navegación de
las aves, el sentido del olfato y en los microtúbulos neuronales.
El descubrimiento de este último caso por Anirban
Bandyopadhyay (ahora en el MIT) parece corroborar que los REE derivan de a
nivel profundo de las vibraciones de los microtúbulos. Además, Roderick G.
Eckenhoff, (University of Pennsylvania) ha sugerido recientemente que la
anestesia, que funciona eliminando la consciencia, actúa a través de los
microtúbulos de las neuronas.
Hameroff y Penrose sugieren que la consciencia se derivaría
de las vibraciones cuánticas de los microtúbulos que, a su vez, gobernarían la
función neuronal y sináptica y que conecta procesos cerebrales de
autoorganización a escala fina, una estructura cuántica de la realidad
“proto-consciente”.
Según estos dos investigadores su teoría esta siendo
corroborada por los nuevos descubrimientos. De las veinte predicciones
propuestas originalmente en 1998 sobre la teoría ROO, seis habrían sido ya
confirmadas y ninguna refutada. Además sugieren que los qubits implicados serían
caminos helicoidales de la red de microtúbulos
Una aplicación práctica de todo esto sería en el tratamiento
del Alzheimer y otras condiciones neurológicas. Ya se ha demostrado en pruebas
clínicas que las vibraciones mecánicas con ultrasonidos de ciertas frecuencias,
que supuestamente entran en resonancia con los microtúbulos, mejoran el estado
de ánimo en pacientes.
Naturalmente queda mucho camino por recorrer, seamos conscientes de
ello.Fuente para El Tercer Planeta: Neofronteras
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