sábado, 29 de junio de 2013

PROGRAMA Nº139 28/06/2013

APERTURA

LOS SONIDOS DEL SILENCIO


Por: Julio A. Guerrieri


En su libro “Crítica de la Razón Pura” el gran filósofo alemán Imanuel Kant aborda el tema el tema de las “antinomias” y pone como ejemplo el tema cosmológico: <> y << el Universo no puede se finito>>. En el primer caso, la tesis supone un Universo con un origen en el tiempo y limitado en el espacio. En el segundo caso, la antitesis supone un Universo que no tuvo principio y es ilimitado en el espacio. Las antinomias establecen que ambos fundamentos son perfectamente plausibles. Sin embargo son opuestos entre si. El Universo no puede ser finito porque presupone en torno de él un espacio infinito en contradicción con la primera afirmación.
A través de los siglos y con la ayuda de nuestra mejor herramienta para estos temas que es la Ciencia, hemos ido comprendiendo mejor a la Naturaleza y no esperando que ella nos comprenda a nosotros. Con la llegada de otro alemán, Albert Einstein, supimos que el espacio y el tiempo no son entidades separadas sino que forman un continuo en todo el Cosmos. La sábana del espaciotiempo se extiende universalmente, en algunas regiones en forma muy lisa y en otras con grandes arrugas y hasta con pozos cuyos fondos aún no sabemos con seguridad dónde terminan. Tiempo, Espacio, Materia y Energía son los cuatro pilares en los que está construido nuestro actual Universo. Cada pilar posee características increíbles. El Espacio es grande y pequeño a la vez. En él caben los Supercúmulos de galaxias y los quarks y lo comparten cada uno en su propia dimensión espacial. Todo es uno y uno es todo en el Cosmos. No hay privilegios para nada ni para nadie.
En años recientes, un tercer alemán pero en este caso una máquina hipersensible a las Ondas de Gravedad situada en Hannover llamada GEO 600 parece haber escuchado el murmullo del espaciotiempo. Una melodía que anuncia la entrada al mundo cuántico. Un mundo tan extraño que haría que Alicia en el País de las Maravillas pareciera aburrida.

Bienvenidos al 139º programa de EL TERCER PLANETA

Y gracias por estar.


          
Dos misiones cazadoras de exoplanetas, CoRoT y Kepler, llegan a su fin


Son días tristes para los amantes de los exoplanetas, y es que al ya anunciado fin de la búsqueda de planetas del Telescopio Espacial Kepler se le acaba de sumar el satélite francés CoRoT, que ha sido oficialmente dado de baja.El telescopio Kepler se encuentra en modo seguro desde mayo, cuando se detectó una falla en su rueda de reacción (o volante de reacción) número 4. Las ruedas de reacción le permiten a un satélite realizar cambios en su actitud sin consumir combustible, lo que en el caso de

Kepler es fundamental para mantenerse apuntando hacia una estrella particular y, por tanto, es crucial para poder buscar exoplanetas con el método de tránsito. Kepler posee cuatro de estas ruedas, pero en julio de 2012 la rueda número 2 dejó funcionar. Si bien el telescopio puede funcionar sin problemas con tres de sus ruedas, la falla de dos hace imposible que pueda mantenerse apuntando a las estrellas y detectar las minúsculas variaciones de su luminosidad cuando un planeta pasa frente a ellas.(Seguir Leyendo)



Tres planetas en la zona habitable de una estrella cercana


Un equipo de astrónomos ha combinado nuevas observaciones de Gliese 667C con datos del instrumento HARPS, instalado en el telescopio de 3,6 metros de ESO, en Chile, para desvelar la existencia de un sistema con, al menos, seis planetas. Pero lo que bate todos los récords es el hecho de que tres de esos planetas son supertierras situadas en la zona que rodea a la estrella dentro de la cual podría haber agua líquida, convirtiéndolas en posibles candidatas para la presencia de vida. Se trata del primer sistema encontrado con una zona habitable totalmente equipada.Gliese 667C es una estrella muy estudiada. Con tan solo un tercio de la masa del Sol, forma parte de un sistema estelar triple conocido como Gliese 667 (también se le asigna el nombre de GJ 667), y se encuentra a 22 años luz de distancia, en la constelación de Scorpius (El Escorpión). Se encuentra bastante cerca de nosotros — en la vecindad solar — mucho más cerca que otros sistemas estelares estudiados con otros telescopios como el telescopio espacial Kepler, el cazador de planetas. (Seguir Leyendo)


El cambio climático también desconcierta a los microbios


Investigadores españoles muestran que la subida de las temperaturas puede hacer que cambien las bacterias de los suelos, provocando cambios con “consecuencias desconocidas” para la fertilidad de la tierra. (Seguir Leyendo)








OBSERVAR EL CIELO A TRAVES DE LA RADIO   




No se trata en absoluto de una ley, se parece más a un truco y a uno que tampoco funciona siempre. Y no la inventó Bode. Pero la ley de Bode, que así se llama, ha jugado un papel importante en el descubrimiento de asteroides e incluso de planetas.

La inventó Johann Daniel Titius (1729-1796), un profesor de matemáticas de Wittenberg que tradujo un libro del naturalista suizo Charles Bonnet en el que el autor se ocupaba de la inspiración divina del orden natural (La escala naturae ("escala natural") o cadena de los seres, es una idea recurrente en la historia de la biología según la cual, todos los organismos pueden ser ordenados de manera lineal, continua y progresiva, comenzando por el más simple hasta alcanzar el más complejo, que normalmente se identifica con el hombre). Para ilustrar las tesis de Bonnet, Titius agregó un párrafo acerca de los planetas en el que mostraba que sus distancias al Sol se atienen a una fórmula constante cuando se miden en unidades astronómicas. La fórmula opera de este modo: comenzando la serie de números por el 0, agregue 3 y en adelante vaya duplicando la cifra. Así se obtiene 0-3-6-12-24-48, etcétera. Agréguese 4 a cada uno de estos números, divídase el resultado por 10 y se obtendrá la siguiente progresión: 0,4 - 0,7 - 1,0 - 1,6 - 2,8 - 5,2 - 10,00 - 19,6 -38,8.
Es notable que los siete primeros números de la última columna, interpretándolos como unidades astronómicas, describen aproximadamente la distancia entre el Sol y cada uno de los planetas conocidos, con una excepción: quedaba un hueco sin llenar a 2,8 UA. Entre Marte y Júpiter
Cuando Titius publicó su traducción del libro de Bonnet, Contemplation de la Nature, esta fórmula, junto con el resto de libro, cayó en el olvido, donde hubiera seguido de no ser por la atención que le prestó Johann Elert Bode (1747-1826), un astrónomo alemán con un toque populista. En 1772 Bode publicó la segunda edición de una introducción a la astronomía escrita por él e incluyó esta fórmula, sin mencionar a Bonnet o Titius. También él estaba preocupado por el hueco a 2,8 UA y propuso que se iniciara la búsqueda de un planeta a esa distancia.
Nueve años después William Herschel descubría Urano (Urano fue el primer planeta descubierto que no era conocido en la antigüedad, aunque sí había sido observado y confundido con una estrella en muchas ocasiones. El registro más antiguo que se encuentra de él se debe a John Flamsteed, quien lo catalogó como la estrella 34 Tauri en 1691.
Sir William Herschel, un músico alemán en la corte del rey Jorge III de Inglaterra, descubrió el planeta el 13 de marzo de 1781, utilizando un telescopio construido por él mismo, aunque en un principio reportó que se trataba de un cometa) a 19,18 UA, una distancia tan aproximada a la predicha por la fórmula que parecía confirmar su veracidad. Escribiendo sobre el descubrimiento tres años después de anunciarse, Bode acabó por reconocer sus fuentes y reiteró su convencimiento de que algo debía haber a 2,8 UA del Sol, en el espacio vacío entre Marte y Júpiter.
Tenía razón. El 1 de enero de 1801 Giuseppe Piazzi descubrió Ceres, el primero y mayor de los asteroides que giran alrededor del Sol, a unas 2,77 UA, cerquísima de lo que establece la ley de Bode.
Los astrónomos utilizaron afanosamente la ley de Bode para localizar Neptuno ( Tras el descubrimiento de Urano, se observó que las órbitas de Urano, Saturno y Júpiter no se comportaban tal como predecían las leyes de Kepler y de Newton. Adams y Le Verrier (matematicos), de forma independiente, calcularon la posición de otro planeta, Neptuno, que encontró Galle, el 23 de septiembre de 1846, a menos de un grado de la posición calculada por Adams y Le Verrier. Más tarde, se advirtió que Galileo ya había observado Neptuno en 1611, pero lo había tomado por una estrella), pero éste demostró ser una anomalía dentro del sistema, estando significativamente más cerca de lo esperado. Sin embargo, Plutón estaba a la distancia predicha cuando se descubrió en 1930.
Mientras que Urano fue encontrado de manera puramente observacional, Neptuno fue descubierto mediante el poder de las matemáticas, empleando lápiz y papel antes que telescopios. Los científicos adquirieron una enorme confianza y pronto quisieron repetir la hazaña. Sin embargo, el caso de Neptuno no volvió a ocurrir y el siguiente, y último, descubrimiento de un planeta alrededor del Sol, el de Plutón, se produjo como resultado de innumerables observaciones sistemáticas del cielo. Aunque nada se dice al respecto es sugestivo la coincidencia entre la distancia a la cual se encontró Plutón y la progresión de Bode.
Sería difícil encontrar en la actualidad un científico que considere la fórmula de Bode una ley inmutable de la naturaleza. Y sin embargo tampoco ha sido tajantemente descalificada. Por razones que nadie sabe explicar, no ha sido mala predictora. Sí la ley parece abominablemente matemática (como le pareció a Hegel, quien se opuso a sus implicaciones filosóficas), puede que sea tranquilizante saber que Bode, cuyas especulaciones sobre este asunto eran fundamentalmente kantianas, no sólo la consideraba predictora de las distancias de los planetas, sino también de la espiritualidad de sus habitantes; de ahí que los marcianos fueran más santos que los terrícolas, quienes a su vez estaban más cerca de Dios que los venusinos.
Salvo la anomalidad de Neptuno, del cual recordemos hay varias teorías en el sentido de que plutón podría haber sido en el pasado un satélite de este y en consecuencia talvez haber ocupado una posición distinta a la actual quizás mas coincidente con la ley de Bode, el resto de los planetas y cuerpos menores importantes están a una distancia medida en U.A que se refleja en los diferentes resultados de esta secuencia.
En la actualidad se esta suponiendo en función de análisis dinámicos y cálculos estadísticos, que existe un planeta en nuestro sistema con una masa del orden de 1 a 4 veces la de Júpiter que se encontraría en la zona exterior a la nube de Oort a una distancia aproximada de 1 año luz
Si observamos la secuencia de la Ley de Bode indicaría un cuerpo a 78643.6 UA ,un 20% mas que 1 año luz. Si se localiza este cuerpo se determinara entre otros parámetros importantes, su distancia y talvez coincida con los cálculos de esta progresión aritmética y en ese caso tendríamos que realizar una reparación histórica llamándola por su verdadero nombre

La ley de Johan Daniel Titus

Fuente: Wikipedia
Adaptacion para radio: Sergio O.Rubinetti


EL TEMA

Un extraño ruido detectado por el GEO 600 podría probar que vivimos en un holograma


El detector de Hanóver quizá se haya topado con el límite fundamental del espacio-tiempo

El detector de ondas gravitacionales GEO 600, de Hanóver, en Alemania, registró un extraño ruido de fondo que ha traído de cabeza a los investigadores que en él trabajan. El actual director del Fermilab de Estados Unidos, el físico Carl Hogan, ha propuesto una sorprendente explicación para dicho ruido: proviene de los confines del universo, del rincón en que éste pasa de ser un suave continuo espacio-temporal, a ser un borde granulado. De ser cierta esta teoría, dicho ruido sería la primera prueba empírica de que vivimos en un universo holográfico, asegura Hogan. Nuevas pruebas han de ser aún realizadas con el GEO 600 para confirmar que el misterioso ruido no procede de fuentes más obvias. Por: Yaiza Martínez.

En 2006, Tendencias21 publicaba un artículo en el que se aunciaba la puesta en marcha del GEO 600 de Hanóver, en Alemania, un detector de ondas gravitacionales que se creía podía revolucionar la astronomía. La misión del GEO 600 consistía en detectar de manera directa lo que nunca antes había sido detectado: las elusivas ondas gravitacionales, que son ondulaciones del espacio-tiempo producidas por un cuerpo masivo acelerado –como un agujero negro o una estrella de neutrones- y que se transmiten a la velocidad de la luz. Estas ondas gravitacionales fueron predichas por la Teoría de la Relatividad de Einstein, pero en realidad sólo se han podido recoger evidencias indirectas de ellas. (Seguir leyendo)


EL LIBRO

“FENÓMENOS VIOLENTOS EN EL UNIVERSO” de Jayant Narlikar, Alianza Universidad, 288 págs.

Entender la causa de la curvatura del espaciotiempo haciendo de la Relatividad General una verdadera herramienta, no es una tarea para nada sencilla. El gran astrofísico indio nos brinda un completo panorama de los procesos físicos de altas energías que se producen en el Universo. Con demostraciones matemáticas para los entendidos que pueden ser pasadas por alto por el lector común, Narlikar hace uso de un lenguaje claro y ameno en una obra siempre vigente. Imprescindible.JG

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